martes, 4 de octubre de 2016

No permitas que tu corazón se atormente, confía en DIOS, entrégale a Él todo lo que te preocupa

Amo a Dios y le siento
en los pequeños milagros de cada hora: 
en el fuego de la poesía, en el
dorado vuelo de la danza, en 
los latidos blancos de la música.

Amo a Dios y ausculto latidos 
de su pecho en el flujo y reflujo 
del mar sobre la playa, en la 
dulce marea de luz de las 
vidrieras, en el duro chasquido 
del relámpago, en las calientes
nanas de la lluvia.

Amo a Dios porque, a la luz 
del Crucificado, voy descifrando
rutas, atajos de salvación por 
las oscuras sendas 
del sufrimiento.

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